La Conversión de San Pablo

San Pablo no fue siempre San Pablo. Antes de eso fue Saulo de Tarso. En la Epístola a los filipenses se recoge el dato que San Pablo fue un fariseo, gran defensor de la Ley mosaica. Además es bien conocido por sus cruentas persecuciones a cristianos, como por ejemplo el martirio del diácono Esteban que llevaron a cabo con una lapidación masiva que San Pablo aprobó. Algo que conocemos según los Hechos de los Apóstoles.

Justo un año después de aquella lapidación y de un sin fin de encarcelamientos a cristianos, Saulo se dirigió a Damasco. En el camino, una luz que procedía del cielo, le hizo caer contra el suelo y escuchó la voz del Señor: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” A lo que respondió: “¿Quién eres, Señor?” y Él dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.”

Desde entonces y después de tres días de ayuno y penitencia, dejó de perseguir a los cristianos, conoció a los Apóstoles y más tarde realizaría diversos viajes con fines misioneros. Actualmente se cuentan por miles los peregrinos que visitan la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma, donde está enterrado San Pablo.

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